
La semana pasada tomamos algunas decisiones importantes. Una de ellas fue la reestructuración que hicimos en el índice del tema que ya teníamos acordado. He de confesar que, a nivel personal, ha sido uno de los momentos en que más he notado las carencias que conlleva el desarrollo de un proyecto en grupo de manera virtual; en concreto, en este caso, el relacionado con la imposibilidad de hablar entre nosotros en persona, sin poder apreciar en el otro los gestos, el tono y modulación de las palabras, las miradas interesadas o sorprendidas, todos esos signos que, de una manera u otra, nos vienen a decir si vamos o no en la dirección adecuada, con la intención justa, el planteamiento preciso, los intereses parejos, etcétera. En esos momentos, os aseguro que nada me hubiera gustado más que haber estado los cuatro sentados a una mesa conversando tranquilamente sobre el tema que nos traíamos entre manos para poder así ver vuestras reacciones.
Por lo que a mi respecta, intentaré ahora suplir con una breve explicación, aquellos matices e intenciones que, por la carencia señalada, quizás no lograron atravesar el impreciso umbral de lo que suele quedar como implícito en tales conversaciones virtuales.

En cualquier caso, es un proyecto en marcha que, dentro de los límites establecidos, creo que nos permite el suficiente margen de maniobra para poder mantener nuestros intereses particulares en consonancia con los objetivos de colaboración mutua que guían al grupo.
Saludos y hasta la próxima.
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